La democracia es, y siempre fue, directa.
Lo de “democracia representativa” se lo inventaron en el siglo XIX. Antes ese concepto no existía. Era “representación”, lo opuesto a la democracia.
Y lo defendían, en todas partes, con argumentos similares al tuyo: “la gente no está capacitada, etc.”
El problema es que la gente que no está capacitada para tomar decisiones de gestión y política tampoco lo está para elegir representantes que tomen esas decisiones.
Y elegimos a los peores. Como demostramos sobradamente en nuestro país.
Así que no ganamos nada con la representación.
Los Atenienses, que ya eran conscientes de los problemas de la democracia, esto es, de la participación directa, la instauraron de todas maneras. Con controles para evitar, en lo posible, esos problemas.
Y es que la democracia no es perfecta, pero sí es, efectivamente, el sistema menos malo.
La auténtica democracia.
La representación es lo opuesto a la democracia.